Tras un divorcio, los niños son una de las partes más afectadas. Por ello desde Abogados de Tenerife os proponemos algunos consejos que pueden ayudar en este momento:
Hablar, explicar la separación a su hijo
Es fundamental explicar la situación al niño, aunque sea muy pequeño (incluso un bebé). El niño debe ser informado de la decisión de divorcio (o separación). El niño puede ver que sus padres tienen dificultades, pero si no hay una explicación que le ayude a entender la situación, no podrá relacionarse con esos conflictos, ni en el presente ni en el futuro. Pueden sentir que se cuestiona su propio nacimiento.
No es útil entrar en los detalles que llevaron a la pareja a separarse. Esto es demasiado complejo para un niño. Además, sería difícil que cada uno de los padres se mantuviera en consideraciones objetivas sin juzgar al otro.
Por otro lado, es importante especificar que la pareja existía antes de que naciera el niño y dar una razón para la separación que sea totalmente independiente del niño: el amor entre los dos cónyuges se ha extinguido o los dos adultos ya no se llevan bien. E insiste en que este cambio de situación no está en absoluto relacionado con el amor de los padres por su hijo.
Las cosas serán más fáciles para el niño si tiene un espacio para hablar y hacer preguntas, incluso en el exterior. El divorcio no debe ser un secreto vergonzoso. Sugiera a su hijo que haga una lista de preguntas para su padre y otra para su madre.
Permitir que el niño exprese sus emociones
Durante varios meses, el niño se verá invadido por emociones relacionadas con la separación de sus padres. Es esencial escuchar y reconocer el sufrimiento que está experimentando: la separación de los padres es algo muy difícil de vivir. Duele mucho.
Puedes buscar espacios para permitirle descargar sus emociones, aunque no exprese explícitamente la necesidad de hacerlo.
Para ello, puedes animar al niño a realizar actividades creativas: dibujar, escribir, cantar, componer poemas.
Dependiendo de la edad del niño, también puedes sugerirle que escriba un diario y que confíe en él lo que quiera. También puedes sugerirles que escriban una cosa positiva al día. Ni que decir tiene que, como su nombre indica, un diario es privado y no debe ser leído por los padres. La confianza y la sensación de seguridad del niño (incluso de adulto) dependen de ello.
Propón al niño que escriba una carta a cada uno de sus padres, sin que esté obligado a entregarla. El mero hecho de escribirlo permite al niño desenredar sus emociones y sentirse mejor. Entonces puede quedarse con él o romperlo.
Dar confianza, tranquilizar
El sistema de apego que se establece durante el primer año del niño con sus padres le proporciona seguridad y estabilidad. Es este apego el que le hace pensar que amor=seguridad=siempre.
Por lo tanto, enfrentarse a la separación de sus padres le provoca un verdadero terremoto. Es importante hablar con él de esto para asegurarle el amor de sus padres por él. Es importante explicar que el amor entre marido y mujer es diferente del amor de los padres por su hijo.
Las palabras son muy importantes, pero el niño también necesita la presencia y la atención de los padres especialmente durante este periodo.
Para reforzar la sensación de seguridad del niño, que se ve repentinamente socavada, es importante darle puntos de referencia a los que pueda aferrarse.
Eliminar la culpa del niño
Los niños suelen sentirse responsables de los conflictos y las separaciones de los padres. Es esencial decirles que no es su culpa, que no es por ellos que se están separando.
Esto también ayuda a evitar la ilusión de que él o ella sea capaz de reconciliarte.
Tras la separación propiamente dicha, hay que ayudar al niño a hacer el duelo por la pérdida de su vida anterior para que pueda establecer una nueva vida. Por lo tanto, los padres deben evitar los comportamientos que puedan crear la ilusión de una posible vuelta a la vida anterior.
Al reconocer y nombrar la ruptura como definitiva, el padre anima al niño a aceptar mejor la nueva situación. Asumir la ruptura es también una forma de que el padre demuestre que sigue siendo un padre responsable (no es responsabilidad del niño cargar con la fragilidad de los adultos) y de seguir siendo la persona con la que se puede contar.
No criticar a los demás
Si el niño oye a sus padres insultarse o decirse cosas malas, le resulta muy doloroso porque se identifica con ambos. Es como si la mitad de él se devaluara. Las críticas afectan a su propia identidad.
Por ello, el niño debe poder seguir viendo a ambos progenitores. Privarle de uno de ellos sería como privarle de una parte de sí mismo y de una parte de su historia.
Por lo tanto, respetar al otro progenitor es esencial para el desarrollo del niño y sus futuras elecciones amorosas. Tiene que saber que es el fruto del deseo y la unión de sus padres y que éstos nunca se arrepienten del momento en que fue concebido.