Cómo reaccionar ante el acoso escolar

Desgraciadamente, son muchos los jóvenes en edad escolar que tienen que enfrentarse a diario a acosadores de todo tipo, hasta el punto de que el fenómeno ha adquirido graves dimensiones y se ha convertido en objeto de atención en la televisión y los periódicos.

El acoso, tanto en la escuela como en el trabajo, es un problema grave, que en algunos casos puede llevar a la exasperación e incluso a gestos extremos, como el suicidio.

No hay que subestimar el acoso: a menudo el acosador es capaz de causar traumas que quedan impresos de por vida en quienes sufren esta forma de violencia.

Al contrario de lo que se pueda imaginar, el acoso escolar afecta por igual a niños y niñas, tanto a los que lo sufren como a los que lo llevan a cabo. De hecho, hay muchos grupos de chicas, incluso muy jóvenes, que se dedican a la violencia verbal y física hacia otras chicas.

El objetivo del acosador es provocar una reacción en nosotros, por eso ignorarlos es la mejor táctica.

Cuando un acosador quiera provocarnos, alejémonos haciendo como si no hubiera pasado nada y si insiste en obligarnos a hacer algo contra nuestra voluntad, respondemos con un NO firme y decidido.

Difícilmente un acosador atacará repetidamente a alguien que ni siquiera está dispuesto a escucharle.

El acosador disfruta especialmente provocando reacciones negativas en nosotros, como la ira o el llanto. En ausencia de estas reacciones, se cansará rápidamente.

Dependiendo del tipo de «acosador» puedes aprender a defenderte adecuadamente, adoptando algunos pequeños trucos para evitar convertirte en una de sus muchas víctimas.

Acosadores agresivos

Los acosadores agresivos no dudan en hacer gestos violentos hacia la persona a la que se dirigen.

En casos como éste es bueno intentar convencernos de que en realidad somos los más fuertes y comportarnos con indiferencia intentando no dar demasiado peso a sus provocaciones y, sobre todo, lo más importante, evitando mostrar miedo.

Lo ideal es ignorarlos, manteniéndose distante y tratando de cambiar de dirección sin dar la impresión de huir, ni de ser demasiado audaz o querer desafiarlos de alguna manera.

En caso de violencia física, aunque sea leve, denúnciala inmediatamente.

Acosadores celosos

A menudo ocurre que los acosadores se dirigen a personas ricas o a personas a las que tienen envidia, especialmente de cosas materiales, como una mochila de marca, un teléfono móvil, una tableta o una chaqueta de diseño.

En este caso lo más sensato sería darles lo que quieren (sobre todo si amenazan con violencia), y luego ir inmediatamente a denunciar el incidente a los responsables.

Acosadores provocadores

Los acosadores provocadores suelen utilizar el arma de la violencia verbal, haciendo bromas pesadas, burlándose, difundiendo falsedades, chantajeando, etc.

Este tipo de acoso no es ciertamente menos peligroso que el anterior, ya que las palabras, como sabemos, pueden herir mucho más que un puñetazo.

¿Cómo defenderse de esta categoría? Desgraciadamente, la única manera es ignorarlos y no dar importancia a lo que dicen, tanto cuando la afrenta verbal es directa, como cuando se produce de forma indirecta, por ejemplo difundiendo malos rumores sobre nosotros.

La mayoría de las veces, estos acosadores actúan sólo para ser el centro de atención.

Ciberacoso

En la era de Internet, el ciberacoso ha adquirido proporciones considerables.

En este caso, el delito se produce preferentemente a través de las redes sociales, donde la víctima se convierte en objeto de burla o mofa, a veces con fotos o vídeos en los que aparece en situaciones comprometidas.

Afortunadamente, las redes sociales ofrecen la posibilidad de bloquear o borrar al agresor de la lista de amigos, pero si la ofensa continúa por otras vías, es fundamental hablar con la familia y, si hay motivos para ello, denunciar.

Mantener el contacto al mínimo

Si compartimos el mismo entorno (por ejemplo, el edificio del colegio) con los acosadores, lo mejor es evitar cualquier posibilidad de contacto y encuentro con ellos, sin dar demasiadas muestras de estar «huyendo» de ellos, actitud que sólo empeoraría la situación. Si somos conscientes de los hábitos del acosador, podemos intentar cambiar los nuestros para no tener que encontrarnos nunca con él, por ejemplo, no tomando el bocadillo en la misma zona donde él lo toma, o cambiando la ruta para ir a clase.

Permanecer impasible

Esta es, sin duda, una de las mejores estrategias a adoptar, independientemente del tipo de acosador al que nos enfrentemos.

Los acosadores obtienen una gran satisfacción al vernos en problemas, así que lo mejor es mostrar una completa indiferencia. Aunque parezca difícil hacerlo, con un poco de esfuerzo notarás los resultados inmediatamente.

La frustración de los acosadores por no tener ningún efecto sobre nosotros hará que pronto busquen en otra parte.

Denuncia

El acoso escolar, tanto en sus formas más leves como en las más violentas, debe denunciarse siempre, empezando por la familia: hablar de ello en casa es el primer paso fundamental para que nuestros seres queridos sean conscientes de la situación y tomen todas las precauciones necesarias.

El segundo paso es hablar de ello con los profesores y el director. Por último, en caso de violencia física, ponte en contacto inmediatamente con un abogado especializado en la materia.

Con demasiada frecuencia vemos en las noticias casos en los que jóvenes víctimas de acosos nunca han denunciado el hecho prefiriendo mantener todo dentro, con resultados a veces dramáticos.

Aunque no seamos la víctima y sepamos que un amigo nuestro está siendo acosado, no dudemos en ayudarle y acudir inmediatamente a denunciar el incidente. Lo más importante es no hacer que la víctima se sienta sola.

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